martes, 4 de octubre de 2011

Mañana

La entrada anterior tal y como parece es una despedida, despedida a mi ex, es lo que no se decirle y no se si mañana podre si quiera mirarla, hoy no he podido ni aguantarle la mirada en el pasillo.
Cuando entre en la empresa, desde que la vi me gusto, era y sera siempre lo contrario a mi, pasaba tranquila por el frió pasillo, mirabas al frente, sin pararte ni un solo momento en todos los que entrabamos en ese momento, pero por alguna razón cruzamos las miradas y te sonreí, sonrisa que no me devolviste, seguiste adelante recta y fría.
Aquello paso y los días no quisieron ser menos, no volví a verla hasta casi un mes después, sin embargo había soñado con ella alguna de esas noches. No entiendo como, ni porque, ni siquiera si aquello fue amor o un flechazo, pero su mirada se grabo en mi. Cuando la veía, aunque estuviera atento al trabajo o hablando con otros compañeros, mi mirada la seguía a ella. Sabia su horario y que siempre llegaba algo mas de diez minutos antes, yo bajaba y subía las  escaleras como un tonto para que cuando llegara y tomara las escaleras poder encontrarme con ella, poco a poco me fue mas que saludando, me sonreía, se percato de que no era normal que siempre estuviera  justo en el momento exacto.
Un día aproveche una reunión para a la salida comer juntos, entre risas y patatas fritas se nos fueron las horas. Hablamos de trabajo y poco a poco nos contamos nuestras vidas, en la suya un novio, seis años juntos, sentí que todo lo que había imaginado no llegaría.
Aun así me seguía gustando salir a verla llegar, ver que ropa llevaba ese día, pero sobretodo que me sonriera, eso me bastaba para tener un buen día, eso y saber que al día siguiente la volvería a ver.
Había noches que recordaba que tenia novio y  me sentía mal, culpable por estar siguiéndola por los pasillos, por sonreirle y querer una respuesta, pero todo lo olvidaba cuando pensaba en su pelo mal recogido, en sus labios...
El tiempo pasaba y yo seguía esperándola en las escaleras para saludarla, un día se detuvo en las escaleras y me beso, un beso tímido, mas en la comisura de los labios que en la boca y me pidió que a la salida fuéramos lejos. Ese día a la salida no fuimos tan lejos, solo cogimos el metro una y otra vez y hablamos, tenia problemas con su chico, no era por el, sino por mi. A ella también le gustaba que nos encontráramos en las escaleras y sentirse mirada.
Empezamos a quedar fuera del trabajo, hubo playas, paseos, algún que otro cine pero sobretodo besos, caricias y conversiones. Me sentía bien con ella y creo que ella jamas hablo tan sincera con nadie.
En el trabajo seguía nuestro juego pero ahora nos encontrábamos en mas de una escalera, igual con besos que si nos cruzábamos en el pasillo nos cogíamos la mano al pasar el uno junto al otro. Pero aquello no era real, la realidad volvía a la salida cuando aparecía su novio para recogerla. Fueron cinco meses hermosos y dolorosos, pero dicen que el amor no es amor hasta que no duele.
Dejamos de jugar por el bien de todos o al menos por el de su novio.
Se hizo difícil vernos cada día y tan solo dirigirnos la palabra por motivo laboral, ya no nos encontrábamos en las escaleras, aunque yo seguía mirando por la ventana para verla. Ya no había sonrisas, ni miradas.
Hace menos de una semana me dijo que se iba, abren una nueva empresa y ella se ba. Después de tanto tiempo sin querernos mirar y me hablo para avisarme que se marchaba. Cinco días que llevo pensando si mañana debo despedirme o mejor no decirle nada. Ganas no me faltan de besarla y decirle que no deje de llamarme que me basta con estar a medias. Pero creo que con un que tengas suerte debo de conformarme.

1 comentario:

  1. Entiendo como te sientes, y estoy segura que es dificil pero ANIMO todo saldra bien, luego de la tormenta sale el sol :)

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